LA CAMPANA DE ORO
Una antigua leyenda relata que la capilla del Tepeyac localizada en la cima del cerro de los Magueyes, tenía originalmente una campana de oro, la cual era muy preciada por la Tlanchana, quien la consideraba como un regalo para ella. Pero un día el diablo se la robó y la escondió en una de las cuevas. Desde ese día la Tlanchana lloraba y le cantaba a la campana perdida viendo de frente al cerro desde el barrio de San Miguel, en donde había un montículo de tierra rodeada por agua, cuando ésta era todavía una zona lacustre.
LA CUEVA DEL DIABLO
Cuentan que en las faldas del cerro de los Magueyes, del lado poniente, en una cueva se aparece a veces, a media noche, una gallina negra o un borrego del mismo color a los cuales la gente que los llega a ver puede pedirles dinero a cambio de su alma. También dicen que cada Viernes Santo sale un chivo negro que le ofrece dinero a quien se le presenta, siempre y cuando le bese el rabo. De ésta misma cueva salía agua, ya que se sabe que conduce a un lugar por donde pasa un río subterráneo.
LOS PLATEADOS
En tiempos de la invasión francesa se distinguieron por ser excelentes jinetes y por provocar considerables bajas en el ejército galo.Se dice que cuando los franceses se acercaban al Valle de Toluca por el rumbo del monte de las Cruces y eran detectados por los plateados, éstos –que permanecían vigilantes desde la capilla del Tepeyac en la cima del cerro de los Magueyes– se armaban con unas lanzas a cuya punta envenenada se le denominaba "trucha", y montando caballos no muy grandes se introducían entre los pastizales de la planicie para entrar al combate como cazadores.Se sabe que un líder plateado de nombre Esteban Platas llegó a matar con su lanza a cincuenta y ocho franceses en una batalla, razón por la cual estos personajes alcanzaron rangos militares bajo las órdenes de Ignacio Zaragoza.
LA GUARIDA DE LOS BANDIDOS DE SIERRA FRIA
En el lado oeste del cerro de los Magueyes, cerca de la zona escarbada conocida como la Mina, desde donde se podía dominar la ciudad de Toluca, se refugiaba a mediados del siglo XVII una banda de asaltantes de diligencias que operaba en La Marquesa y el Ajusco, zona conocida como Sierra Fría.Fue precisamente en su guarida del cerro donde, al ser sitiados por las autoridades virreinales, todos los integrantes de la banda se suicidaron.
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